Coro Diocesano Historia
No ha pasado mucho tiempo, desde que en el año 2006 un grupo de jóvenes con inquietudes musicales propuso a la Diócesis, y a su Delegación de Juventud la posibilidad de formar un coro. Después de unos meses de maduración, se decide llevar a cabo la iniciativa, encomendando la creación del mismo al sacerdote diocesano D. José Javier Ávila, que por aquel tiempo ya había ejercido como organista del Seminario Diocesano y director de la Schola Cantorum.

Dicen algunos -­-y no les falta razón-­-, que el Coro Diocesano comenzó en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Barruntando dar forma a esta iniciativa, se creó un coro para la peregrinación diocesana de jóvenes a Roma como colofón de la Misión Joven que realizamos en las diócesis madrileñas durante ese curso. Tras pasar el arco de seguridad a la entrada del templo, y desprovistos de sus guitarras, los jóvenes entraron al coro, junto al ábside, dispuestos a cantar un repertorio diferente, explotando las posibilidades que daban sus voces bajo el bello sonido del órgano de la gran basílica. Algunos recuerdan aquella misa como el principio de algo notablemente diferente.

Con la ayuda de una pequeña comisión de jóvenes músicos y algunos profesionales, como José Luís, Iliana, Sergio, y otros tantos; y con la experiencia y fruto de la Misión, en Septiembre del 2007 realizamos nuestro primer ensayo en los bajos de la Parroquia San Sebastián de Getafe, ante la incertidumbre de no saber si vendría alguien a la convocatoria, ni de lo que iba a ser este coro, ni lo que quería Dios de todo esto. Vinieron unas 30 personas al ensayo, y viendo las posibilidades que ofrecía su configuración, empezamos a trabajar sobre una estructura coral polifónica.

Poco a poco fuimos descubriendo el potencial que Dios había puesto en nuestras manos, todo un regalo para la diócesis y para toda la Iglesia, poniendo especial empeño en la selección de un cuidado repertorio, basado en las experiencias musicales de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Fuimos profundizando y adentrándonos en un estilo musical juvenil y alegre, a la vez que solemne y elegante, festivo y cuidado, investigando en lo mejor de la música litúrgica francesa e italiana.

La Jornada Mundial de la Juventud fue también un pequeño punto de inflexión en nuestra historia. Sus repertorios, algunas de sus voces y músicos se fraguaron en nuestras filas. La experiencia del Coro Diocesano de Getafe fue, en sus inicios, todo un referente para la creación del coro y orquesta que acompañaría los actos centrales de la JMJ Madrid 2011.

En este camino de crecimiento, el coro ha ido madurando en su técnica y en su manera de vivir la liturgia, esa experiencia de oración musical que conquista los sonidos más bellos. Ahora, más de 20 responsables de diferentes áreas como la pastoral, secretaría, orquesta, composición, archivo, imagen y diseño, entre otros, hacen posible con su dedicación y duro trabajo que este coloso de más de 130 personas entre orquesta y coro, despliegue sus alas musicales en las más importantes celebraciones diocesanas.

En la actualidad, el coro sigue madurando este proceso musical y espiritual, trabajando con las formas musicales que el repertorio clásico nos ofrece, en autores como Bach, Beethoven, Haydn, Haendel, Vivaldi, Vaughan Williams, etc, con una especial debilidad por las formas musicales de la tradición anglosajona, y siempre con la mirada y el corazón puesto en la Sagrada Litúrgia.

Con ello queremos contribuir al desarrollo musical y artístico de la Iglesia, y ofrecer el don de la música y su estudio como un medio de misión para la nueva evangelización.

El Coro Diocesano, ha participado durante su pequeño recorrido en diversos encuentros juveniles, solemnísimas celebraciones litúrgicas, vigilias de oración, ordenaciones sacerdotales y episcopales, oratorios, conciertos, congresos, etc, la mayor parte de ellos junto a su Orquesta Sinfónica. Con todo ello, damos infinitas gracias a Dios por habernos traído hasta aquí. No nos importa si lo que hacemos gusta o no gusta. Sólo necesitamos que le guste a Dios, para que Él, que es la Belleza infinita, nos regale un día poder participar del milagro sinfónico de la salvación. Hoy, le pedimos poder disfrutarlo, en prenda, por medio de nuestra humilde alabanza en la Sagrada Liturgia.